"CAMBIAMOS CON EL PODER DE DIOS
Y SU PALABRA"
Salmo 51:10
Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
Y renueva un espíritu recto dentro de mí
La consejería bíblica nos da la oportunidad de presentar a una persona de manera directa, la verdad de la Palabra, ante su problemática o conducta, a través del asesoramiento o dirección, usada por el consejero, el psicólogo o el pastor. En este proceso se trata de manera especifica el problema con la biblia y la dirección del Espíritu Santo. El fin es de crecimiento en su vida cristiana o el arrepentimiento si hubiera un "pecado". Este proceso puede tardar, podría darse en una serie de tres a seis, o más reuniones, dependiendo las circunstancias en la que se plante la consejería y lo que considere el consejero que es necesario.
El cambio profundo y verdadero, se produce por la obra del Espíritu Santo y la Palabra en la vida de una persona, basado en la obra de Cristo en la Cruz. Este proceso, se da en el cristiano, para su "perfeccionamiento" en su ser integral, en lo que llegamos a su presencia. Pero, si la persona, no es cristiana, si se puede dar la Consejería Cristina. En el no cristiano, el enfoque principal será llevarlo al arrepentimiento para salvación, a través de las situación que los llevo a pedir ayuda o consejo. Después de recibir a Cristo como Señor y Salvador, llevaremos su vida a una "restauración" de lo que ha perdido por el pecado. Llevarle a la madurez que permita que Dios dirija ahora sus comportamientos, su corazón y su mente a su voluntad perfecta, para llegar a una vida en "santificación".
Tito 11-14
- 11 Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres,
- 12 enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente,
- 13 aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo,
- 14 quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.
Dios cambia el corazón y su naturaleza del hombre ya que es dominada por el pecado. Porque sus conductas y sus obras son "malas", pero cuando el Espíritu de Dios toma el "trono de su corazón", presentará comportamientos "buenos". Pero, si la consejería es para consolar a una persona, por una perdida, sí ha recibido a Cristo, podrá recibir con fe el abrazo del Padre por el Espíritu, y podrá salir de la tristeza o la depresión cuando su presencia le llene por completo.
La consejería bíblica, no esta basada en los pensamientos, los análisis de diferentes corrientes psicológica, en sus interpretaciones desde diferentes enfoques, para explicar las conductas o comportamientos del ser humano.
La consejería busca sanar el problema emocional del corazón del hombre de raíz, corrompido por el pecado. Donde su intervención será en la base al fundamento bíblico, que se considera que "Dios es el centro de todo", y él tiene "el poder para sanar" realmente, llevándole a ser "santo", con base en la "Palabra de Dios". Creemos en la Palabra inspirada, por el Creador, es la guía de conducta y comportamiento para su creación.
El problema dentro de la persona, está en el corazón del hombre, y es el "pecado". La consejería te lleva a la solución del problema de forma total, siendo responsable en la mayoría de las emociones, y que somos totalmente dependientes de Dios.
La naturaleza de pecado o concupiscencia en nosotros nos lleva ha conducirnos en conductas inapropiadas, con consecuencias en nuestras relaciones, en el matrimonio, en la familia, en el trabajo o en la comunidad. El cambio se da en una nueva naturaleza, el "nuevo nacimiento" por el poder del Espíritu Santo, y sus frutos en nosotros, genera cambios en la persona; en su corazón, su conducta, su pensamientos y su relaciones personales.
ORACIÓN DE CAMBIO
Espíritu Santo obra en mi, para ver cambios en mi persona, en mi conducta, para que pueda honrarte en todo momento, perdona todo pecado. Lléname con tu presencia. Me arrepiento por no obedecer a tus mandamientos y hacer lo que mi carne quiere. Te pido tu ayuda, hazme sensible a tu dirección, en tu Palabra. En el nombre de Jesús mi Señor y Salvador. Amén.
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