EL TEMOR A DIOS NOS ALEJA DE LAS PERVERSIONES
"El que camina en su rectitud teme a Jehová; Mas el de caminos
pervertidos lo menosprecia "
Proverbios 14:2
Los valores morales y los religiosos sean perdido en estas últimas
décadas. Tenemos una sociedad que no se mueve en aquellos principios que enmarquen el bien común y la responsabilidad social. Hoy tenemos principios cómo el individualismo, con el derecho a decidir por encima de todos y todo, que nos llega un principio basado en el egoísmo, donde “no me importas tu”, Sino “solo importo Yo".
Hablar del “Temor a
Dios”, implica dos aspectos, por un lado; el reconocimiento de un Creador,
al cuál le debemos la existencia, quién nos marca el código de conducta que
debemos tener, y que nos llamará a dar cuentas de nuestros actos. Por el otro lado, el Temor a Dios, tiene como resultado la devoción hacia el
Dios poderoso que es digno de sumisión, de entrega y adoración de sus hijos.
Sin embargo, Dios nos ha dado la oportunidad de tomar la decisión
de elegir “si andamos en su camino o andamos en el nuestro”. El
camino de la “vida” (con Dios) y el camino de la “muerte” (sin Dios). La decisión
de andar en su camino y obedecer sus mandamientos viene de un corazón que
reconoce al Señor y le ama. Pero, en lo contrario, podemos ver y escuchar a personas
que no creen y hasta odian la idea de un Dios. “Por eso, quien procede honradamente
respeta al Señor, el de conducta torcida lo desprecia” (M.H)
La conducta pervertida o torcida, es aquella que no esta en los estatutos y mandamientos establecidos por Dios. La persona no tiene temor, y hace actos, que son reprobables a la luz de la Palabra. Pero, en este sentido de manera más preocupante, está conducta Sin temor a Díos, también lo pueden llevar a convertirse en un enfermo mental; que se deja llevar por sus impulsos o instintos de placer egoísta, sin tener ninguna clase de límites; ni morales, ni éticos, ni religiosos. Ya que su pensamiento es que no tiene que dar cuenta a nadie y que toda gira entorno a su propia felicidad o placer. Caracterizado por un corazón malvado que no a conocido a Dios, ni quiere. Y se siente bien con ello.
En este siglo
XXI, estamos en una época donde al perderse los limites de los principios
cristianos, morales y éticos, vivimos en una generación rebelde, que quiere
hacer sus propias reglas, pero basadas en si mismo, donde su “Yo” es su dios. Que podría estar dando comienzo a una sociedad enferma que no tenga control de sus conductas.
La perversión de pensamiento, de corazón, de creencias y de
conductas hoy en día, es lamentable y alarmante. Donde no se respeta la vida, la familia,
el matrimonio, la sexualidad, ni la inocencia en la niñez. La depravación que
llega al abuso, en los actos de maltrato y violencia sexual; en mujeres, niños,
ancianos y animales. Tenemos un adoctrinamiento masivo en los medios de
comunicación, en las redes sociales y aun en los aparatos de gobierno, llegando
a las instituciones públicas, como las de la educación pública y privada, para decirles a la sociedad que "no hay Dios", perdiendo con ellos las bases fundamental del respeto a la vida a la armonía social y a la justicia.
Hay un menosprecio de la doctrina de la fe cristiana, pero
una gran difusión de la pornografía, la erotización de la niñez, las practicas de
satanismo, entre otras prácticas e ideas de pensamiento que llevan a la anarquía social. Generando esto, la violencia social, familiar
y religiosa.
De todas nuestras conductas daremos cuentas a Dios. El nos da
el camino a seguir. Solo que caminemos en rectitud, es decir, en la línea marcada
por él para nuestros comportamientos.